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Talento joven, liderazgo rápido: ¿Cómo prepararlos sin quemarlos?

¿Estamos formando líderes jóvenes… o estamos acelerando tanto el proceso que terminamos apagando su chispa?


Hoy, más que nunca, las empresas quieren que el talento joven asuma responsabilidades rápido. Los millennials tardíos y la Generación Z llegan con energía, ideas frescas y cero miedo a cuestionarlo todo.


Pero esa misma velocidad que los impulsa también puede convertirse en una presión que, si no se gestiona bien, los quema antes de tiempo. ¿Cómo prepararlos para liderar sin perderlos en el intento?


Talento joven
Talento joven

Primero, hay que entender algo clave: no todos quieren ser líderes, y no pasa nada. A veces, desde reclutamiento se detecta a candidatos brillantes a nivel técnico y automáticamente se les empuja hacia puestos de liderazgo solo porque “prometen”.


El problema es que no siempre están listos, interesados o emocionalmente preparados. Forzar el proceso termina afectando tanto a la persona como a la empresa.


Cuando sí tienen el interés y el perfil, el reto cambia. Ahí la clave está en el acompañamiento. Los líderes jóvenes necesitan algo más que cursos rápidos: necesitan mentores que les enseñen a manejar la presión real sin caer en la saturación. Esto implica darles retos importantes, pero también límites claros.


Si un líder en formación trabaja día y noche para probar su valor, la empresa no está desarrollando talento… está desgastándolo.

También es importante normalizar el error. Quien está creciendo, se equivoca. Y si su primer tropiezo se convierte en señal de “no sirve para liderar”, el mensaje es devastador. La cultura debe enfocarse en aprendizaje, no en castigo. Ahí es donde muchas compañías marcan la diferencia en su crecimiento empresarial.


Y a todo esto, ¿Dónde entra el comercial disimulado? En un punto clave: identificar quién realmente puede liderar sin romperse. Muchas organizaciones batallan para detectar perfiles con inteligencia emocional, criterio y capacidad de aprendizaje rápido. Y sí, ahí es donde firmas como BSM suelen apoyar: encontrar talento que no solo destaque hoy, sino que pueda crecer mañana sin perderse en el camino.


Preparar líderes jóvenes no es una carrera; es un proceso. Un equilibrio entre retarlos, acompañarlos, dejarlos fallar y recordarles que no tienen que demostrar todo en seis meses.


Ahora la pregunta es: ¿en tu empresa están acelerando el crecimiento… o acelerando el desgaste?

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